El comportamiento y el aprendizaje del niño son la expresión visible de la actividad invisible del sistema nervioso.
El sistema vestibular configura una parte importante del SNC, siendo uno de los primeros sistemas sensoriales en madurar. Está operativo a las 16 semanas en el útero, y se encarga de ofrecer al feto sentido de la dirección y orientación en su relación más primitiva con la gravedad.
Esta relación nos aporta la percepción de centro en el espacio y en el tiempo. Gracias a la experimentación del movimiento, obtenemos la sensación de profundidad y de sentirnos uno mismo.
El sistema vestibular funciona de cerca con los reflejos para facilitar el equilibrio, se localiza en la parte interna del oído (en el laberinto) y se ocupa de controlar y hacer ajustes frente a cualquier movimiento de la cabeza o el entorno. Cuando nos movemos interactuamos con la gravedad, se activan los receptores sensoriales del oído e impulsos del sistema nervioso central, valorando la posición de la cabeza en el espacio. Los impulsos sensoriales de los ojos, los oídos, los músculos y las articulaciones deben ajustarse a la información vestibular de tal forma que la información pueda procesarse de manera eficaz.
Este sistema se compone de dos estructuras principalmente:
- Tres canales semicirculares llenos de liquido
- Dos bolsas vestibulares, (utrículo y sáculo), llenas de líquido.
Ambos órganos se encuentran recubiertos de células ciliadas en su interior. Cualquier movimiento del cuerpo, sobre todo de la cabeza, provoca el movimiento del líquido de los canales y las bolsas, estimulando las células ciliadas, lo que desencadena señales nerviosas que informan al cerebro.
La estimulación vestibular influye en el desarrollo de lenguaje y de otros aprendizajes:
EN EL LENGUAJE:
La comunicación a través del lenguaje es el producto final de una integración sensorial eficaz. El sistema vestibular es uno de los principales organizadores de todos los demás canales sensoriales, de ahí su importancia en el desarrollo del lenguaje y la comprensión.
El lenguaje se halla controlado por centros cerebrales superiores, situados en la corteza cerebral, pero depende también del funcionamiento adecuado de centros cerebrales inferiores, como los núcleos vestibulares, situados en el tronco cerebral y otras zonas inferiores del cerebro. Esto no quiere decir que todas las dificultades de lenguaje se encuentren asociadas a problemas del sistema vestibular, pero sí es un cimiento básico para el desarrollo lingüístico.
EN LA AUDICIÓN:
La audición es la entrada principal para el intercambio de información humana. El procesamiento sensorial del sistema auditivo también funciona por niveles, de manera que los procesos del tronco cerebral son esenciales para el establecimiento de una discriminación auditiva adecuada.
Los dos sistemas, vestibular y auditivo, están ligados anatómica, neurológica y frecuencialmente. Evolucionaron juntos en los huesos del oído interno, con sus entradas sensoriales empleando un mismo nervio (el VIII para craneal o nervio vestíbulococlear). Estas dos entradas “son vecinas y se comunican entre sí”.
Las frecuencias bajas o graves (hasta 1000 Hz aproximadamente), tienen mucho que ver tanto con el equilibrio como con los aspectos suprasegmentales o prosódicos del habla.
Equilibrio y audición están relacionados, y a su vez encontramos un correlato articulatorio y acústico. Cuando un niño recibe estimulación vestibular, frecuentemente vemos un aumento de vocalización.
EN ASPECTOS MOTRICES:
Es evidente que aprender a hablar requiere una enorme cantidad de planificación motriz.
Los núcleos vestibulares tienen conexión con el cerebelo, estructura que nos ayuda a movernos suavemente, con precisión y en el momento justo, aspectos fundamentales para el habla.
La estimulación vestibular ayuda a mejorar reacciones posturales que son inseparables del equilibrio, así como la postura y el tono muscular. Al mismo tiempo los músculos y articulaciones mandan información hacia los núcleos vestibulares. El sistema vestibular participa en la propiocepción y en la coordinación motriz. Además, la información vestibular orienta nuestros mapas corporales en el espacio que nos rodea.
EN LA VISIÓN:
La estimulación vestibular aumenta la estabilidad de la imagen en la retina debido a la madurez del reflejo vestíbulo-ocular, dando lugar a una base estable para mantener un campo visual estable y controlar los movimientos oculares.
El sistema vestibular tiene que hacer el trabajo de interpretar la orientación de nuestra cabeza y de nuestro cuerpo para que sepamos el significado de la información de nuestros ojos.
Las áreas visuales de la corteza cerebral reciben tanta entrada del sistema vestibular, que el desarrollo adecuado de la vista sería imposible si durante los años de infancia no hubiera una entrada vestibular adecuada.
EN LA LECTOESCRITURA, LAS MATEMÁTICAS Y OTROS TRABAJOS ACADÉMICOS:
Además de los aspectos auditivos y visuales, Las capacidades cognitivas superiores, como leer y escribir o las operaciones matemáticas, requieren de un sentido de la dirección y el espacio y dependen de un equilibrio estable que posibilite la conciencia de la direccionalidad. Este desarrollo es imprescindible para diferenciar entre un 18 y un 81 o entre sol y los, incluso el pensamiento necesita una secuencia temporal. Además, en la escritura el cerebro debe procesar las sensaciones de las manos y dedos.
Conocimientos sobre la hora, sobre hoy/ayer/mañana necesitan de una referencia temporal. Todas estas habilidades comienzan conociendo la posición de uno mismo en el espacio, por lo que requieren de un sistema vestibular maduro.
EN LA REGULACIÓN EMOCIONAL:
El sistema vestibular también puede ejercer un profundo efecto sobre las emociones. Está conectado (a través del sistema de activación reticular) con el sistema límbico. Este sistema límbico es la parte del cerebro donde se procesan y generan los sentimientos, instintos y emociones. El funcionamiento vestibular hiper o hipoactivo puede conllevar una sobre- o infraexcitación del sistema límbico, que a su vez responderá alertando al sistema nervioso autónomo (rompiendo el equilibrio entre sistema simpático y parasimpático), produciendo cambios bioquímicos y fisiológicos en el cuerpo. El sistema vestibular nos ayuda a mantener equilibrado el nivel general de alerta del sistema nervioso. Podemos usar la estimulación vestibular para organizar el nivel de actividad del niño.
Un buen equilibrio nos va a dar tanto estabilidad física como emocional.
EN LA ATENCIÓN:
La maduración de las vías vestibulares ayuda a desarrollar mecanismos necesarios de inhibición. Como ya hemos mencionado, el sistema vestibular está conectado al sistema de formación reticular, donde residen los centros de la atención. Esta formación reticular es uno de los pilares básicos de las bases neurofisiológicas del aprendizaje. Una actividad vestibular bien modulada es muy importante para mantener un estado de activación tranquilo.
Tampoco debemos olvidar que, para prestar atención, un niño necesita cierto grado de control sobre su cuerpo, el nivel más avanzado de movimiento es la capacidad de estar totalmente quieto y para ello es necesario un buen desarrollo vestibular.
EN LA LATERALIDAD:
En un buen desarrollo neurológico es imprescindible la especialización de cada lado del cuerpo y del cerebro en las diferentes funciones. El niño con respuesta vestibular hipoactiva a menudo tiene una integración insuficIente de los dos lados del cuerpo, pues tiene dificultades para coordinar su parte izquierda del cuerpo y la derecha. Sus hemisferios están haciendo cosas similares en lugar de especializarse para una mayor eficiencia. El niño trata pues de desarrollar el lenguaje en ambos hemisferios (cuando debería especializarse el hemisferio dominante) y esto puede causar dificultades de habla, lectura y escritura. Un sistema vestibular desorganizado interfiere con esta especialización, debido a que el niño desarrolla habilidades similares con cada hemisferio cerebral y se demora o altera la definición de la lateralidad.
El sistema vestibular se entrena a través del movimiento y de la estimulación auditiva:
Estimulación auditiva: fomentar escucha activa
- Sonidos de la voz materna
- Sonidos propios de la voz y el balbuceo
- Sonidos del entorno y onomatopeyas de animales.
- Hablar a tu hijo y contarle cuentos estableciendo contacto visual
- Cantar, recitar nanas y rimas y leer a tu hijo para que los sonidos le resulten cada vez más familiares y favorezcamos la imitación de sonidos desde la repetición de los mismos.
- Jugar a diario con canciones infantiles que favorezcan la imitación de patrones rítmicos musicales, corporales y visuales con el fin de que pueda seguirnos e imitarnos. Que sea el adulto el que interactúe con el niño y evitar hacerlo ante una pantalla.
Estimulación del equilibrio, control postural y cerebelo:
0-1 año:
- Suaves balanceos adelante atrás y de lado a lado: mecedora, acunar, empujar el cochecito del bebe adelante atrás.
- Importancia de pasar tiempo en el suelo y poner al bebé boca abajo para favorecer el desarrollo del enderezamiento y los apoyos.
1-3 años: control postural, equilibrio y habilidades motoras
- Juguetes de empujar.
- Dejarle explorar.
- Actividades de trepar.
- Juguetes de balancearse y montarse en ellos, caballito, tren, camión con ruedas.
- Juguetes que se muevan , pelota, coche
- Juguetes de construcción para apilar, ordenar o clasificar (cubos, piezas).
- Jugar en el agua.
3 años en adelante, además de lo anterior, empleo de materiales más complejos
- Montar en juguetes que hay que empujar con los pies en el suelo o pedales.
- Juegos en el suelo con bloques, cajas, trenes de madera, muñecas, peonzas.
- Aparatos para escalar, tobogán.
- Juegos de girar y dar volteretas.
- Actividades con las manos como pintar con dedos, con plastilina, amasar pan, jugar con pintura o con agua
- Juegos en columpios.
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PARA MÁS INFORMACIÓN:
https://elsonidodelahierbaelcrecer.blogspot.com/2019/03/relacion-entre-movimiento-y-lenguaje.html
https://www.tamarachubarovsky.com/2015/02/17/sentido-vestibular-el-giro-que-necesita-la-educacion/
Ayres, J (2006). La integración sensorial y el niño. Madrid: Trillas.
Beaudry, I (2011). Problemas de aprendizaje en la infancia. Oviedo: Ediciones Nobel.
Goddard, S. (2005). Reflejos, aprendizaje y comportamiento. Barcelona: Vida kinesiología.
Goddard, S. (2017). El niño bien equilibrado. Barcelona: Ing Edicions.
Pastor, I y Acín, J. (2018) Ayúdale a despegar. Zaragoza: Aurum Volatile