La formación del arco plantar viene dada por la actividad muscular. Son los músculos los que, al tensarse y fortalecerse, traccionan de los huesos y condicionan la posición de las articulaciones.
Es lógico pensar que, si un bebé o un niño pequeño aún no tiene desarrollada la musculatura de las piernas y pies, difícilmente va a poder construir de forma estable un arco plantar.
Este se formará de forma progresiva durante los primeros años de vida, alcanzando la altura máxima en la adolescencia. Y durante los primeros 2-3 años es normal que el pie tenga una apariencia de pie plano, debido a la elasticidad del tejido y al acúmulo de grasa en la parte interna del pie.
Si no hay una alteración o enfermedad que acompañe esta situación, o si no observamos que el hundimiento del pie es rígido o se va a grados extremos, consideramos que el pie plano en esas edades es normal y no se ponen plantillas.
El niño necesitará tirarse 2 años caminando, corriendo, saltando, subiendo escalones, etc… para que su pie madure lo suficiente para que empecemos a apreciar la construcción de ese arco.
Lo que debemos hacer es darle la oportunidad a ese pie de madurar, recibir información sensitiva y fortalecerse.
Caminar descalzo, evitar calzados rígidos pesados y poco respetuosos, o proponerle juegos como caminar de puntillas o saltar, son buenas estrategias para ayudar a una maduración y desarrollo adecuado del pie de nuestros hijos.
Si necesitas ayuda o te surgen dudas, no dudes en contactar con nuestro equipo de especilistas en fisioterapia infantil y pediátrica.
¡Te esperamos!